H.E. Mr. Hugo Martinez Bonilla, Minister of Foreign Affairs of El Salvador
PANEL "ASEGURÁNDOSE QUE NADIE SEA DEJADO ATRÁS: LLEGANDO A LOS MÁS VULNERABLES"
Participan:
Chair: S.E. Sr. Oh Joon, Representante permanente de la República de Corea ante las Naciones Unidas y Presidente del ECOSOC.
Moderador: Sr. Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo
Panelistas:
• S.E. Sr. Hugo Roger Martínez Bonilla, Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador
• S.E. Sr. Shahidul Haque, Secretario del Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bangladesh
• S.E. Sra. Rita Schwarzeluhr-Sutter, Secretaria parlamentaria de Estado del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de la naturaleza, Construcción y Seguridad nuclear de Alemania
Preguntas orientadoras:
1. ¿Cuáles son las barreras concretas enfrentadas por los pobres y los más vulnerables, y por los grupos particulares entre los más vulnerables, en materia de acceso a servicios, recursos y oportunidades y en beneficios de medidas de políticas?
2. ¿Qué medidas concretas han sido tomadas dirigidas a las necesidades de los más pobres y vulnerables y cuales lecciones deben ser aprendidas de estas experiencias?
3. ¿Cómo pueden evaluarse mejor los avances en la atención a los más
vulnerables en la implementación de la agenda 2030, a nivel nacional e internacional?
Saludos al Vicepresidente del ECOSOC y a las autoridades que acompañan el panel.
Cuando nos reunimos aquí en esta noble sede hace apenas 10 meses para aprobar la Agenda 2030, compartimos un espíritu de cambio, progreso y responsabilidad con nuestros pueblos y especialmente los más vulnerables, los más olvidados. Con este espíritu hablamos de “no dejar nadie atrás”, no como un lema que suena bonito, sino como una responsabilidad que tenemos como Estados, sociedad e individuos. Trascurrido casi un año desde este momento histórico, me llena de humildad el poder comunicar en este momento crucial los avances que logramos en los últimos meses, especialmente en mi pequeño país, El Salvador, a la vez de aportar a este relevante debate.
Como muchos de Ustedes saben, El Salvador no es solo un país que enfrenta múltiples vulnerabilidades a nivel climático y social, sino que también somos innovadores de rango global para las políticas públicas para que todos estén a bordo del desarrollo sostenible. En este sentido mi Gobierno y sus aliados, en particular el Sistema de Naciones Unidas, estamos entre los países pioneros que ya cuentan con una arquitectura para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto último es un trabajo del día a día que hacemos en el país, sin mucho ruido, pero con mucha energía, y es precisamente esta energía que necesitamos para que todo nuestro pueblo tenga las oportunidades de desarrollo sostenible que merece.
Ahora bien retomando las preguntas, ¿qué significa llegar a los más vulnerables como sugiere el título de esta sesión? Significa, en primer lugar, entender quiénes son los más vulnerables, y en segundo lugar, movilizar la voluntad política, las capacidades y los recursos para asegurar que sean parte de nuestras sociedades que tanto luchan por vivir mejor.
Pero si vamos a hablar de los vulnerables y de medidas concretas para mejor la situación de los mismos, hay que empezar por contextualizar por regiones y por realidades concretas; y en esto no debe confundirse el carácter universal de la Agenda 2030 en su aspiración de volver realidad los ODS en todos los rincones del planeta, con la necesidad innegable de localizarla y adaptarla a los contextos nacionales. Esto es fundamental ya que no existen recetas únicas.
Pero esto aplica tanto a sociedades nacionales como como al conjunto de los que estamos representados aquí en este foro. En este sentido, no debemos olvidar los más vulnerables a escala mundial, como los niños traumatizados de las guerras de Siria, Iraq, Afganistán, las y los menores explotados por redes pederastas internacionales, las mujeres maltratadas por sus parejas, los mayores – nuestros abuelos – abandonados y olvidados por el Estado y sus familias, los pueblos indígenas arrinconados en reservas cada vez más estrechas, los enfermos sin acceso al sistema de salud. Si nos paramos a escuchar a lo que nos comunican las agencias de Naciones Unidas especializadas en la niñez, las mujeres, los refugiados y otros grupos, no es difícil identificar quienes son los que hoy día, dejamos atrás.
En mi país reconocemos bien nuestras propias vulnerabilidades ya no como una taxonomía biensonante de la Agenda 2030, sino como una realidad en la que hemos vivido mucho tiempo y que se ha ido acentuando en los últimos años producto del cambio climático, la desigualdad, la violencia, de los ingentes flujos de migrantes en su ruta, hacia lo que piensan, es un futuro mejor. Al mismo tiempo, en El Salvador hemos avanzado en políticas públicas esenciales para atender a los grupos y personas más vulnerables. Estamos dedicando recursos financieros y nuestro mejor saber a construir una sociedad en la que todas y todos tienen un sitio, un rol, un reconocimiento. Ejemplo de ello es el fortalecimiento del Sistema de Protección Social Universal que aseguran pensiones no contributivas para adultos mayores, líticas focalizadas a favor de mujeres y de infantes; la promoción de los derechos políticos de los migrantes a través del voto en el exterior, la adopción de la medición multidimensional de la pobreza, etc.
Lo segundo es que sí hablamos de población vulnerable, toca reconocer que cómo Estados hay brechas grandes que nos toca cubrir, hay que saber el tamaño de dicha brecha y más allá del tema de las limitaciones de recursos qué otros factores afectan que no contemos con políticas públicas que lleguen a esta población.
Pero las brechas a superar no son sólo responsabilidad del Estado, toca hacer algunos replanteamientos como sociedad, la tremenda desigualdad en la que viven los países de América Latina no puede corregirse si no existen pactos sociales que los promuevan. Aquí El Salvador puede compartir algunas experiencias de grandes acuerdos sociales para combatir el tema de la inseguridad y la violencia. En temas tan relevantes como éstos no es posible avanzar, sin duda, si no se cuenta con el compromiso de todos los sectores.
Y estos avances explican en gran parte porqué El Salvador se ha convertido en uno de los países pioneros de la implementación de la Agenda 2030, dado que en los últimos años, ya hemos trabajado arduamente en empoderar e incluir a los más vulnerables. En este sentido, la adaptación de la Agenda 2030 y de los ODS ocurre como un proceso natural dentro de las políticas públicas ya establecidas, por ejemplo en el Plan Quinquenal de Desarrollo 2014-2019, y como parte de los arreglos institucionales existentes para asegurar que los problemas complejos se atiendan no solo desde un ministerio específico, sino como una tarea compartida de todo el Gobierno. La Agenda 2030, como dicen, nos ha venido como anillo al dedo, como un endorse internacional a los procesos que ya teníamos en marcha.
Ahora bien, déjenme explicar brevemente como estamos adaptando, o si me permiten, tropicalizando la Agenda 2030 en mi país. Resaltar que esto lo estamos haciendo desde un enfoque de derechos humanos, de dar voz y poder real a los grupos que más lo necesitan. En este sentido, puedo compartirles los siguientes avances:
- Estamos construyendo nuestra propia Agenda Nacional de Desarrollo Sostenible que se deriva tanto de la Agenda 2030 como de nuestras políticas públicas. En este contexto estamos revisando todos los indicadores del Plan Quinquenal, con avances muy específicos en todos los ODS.
- Estamos planteando reunir a todos los actores clave desde Gobierno y comunidad internacional, a sector privado y sociedad civil, para dialogar y trabajar de manera conjunta en trazar acuerdos sociales sobre la visión de desarrollo de mediano plazo que queremos para nuestro país.
- Finalmente, estamos revisando las opciones para generar, captar y analizar los datos necesarios para planificar y medir los resultados de nuestros esfuerzos en torno a los más de 200 indicadores definidos para los 17 ODS. No les oculto que enfrentamos muchos desafíos a nivel de capacidad institucional, especialmente para el análisis y el uso de los datos desagregados, sobre todo cuando hablamos de una planificación a largo plazo bajo la perspectiva de derechos. Entendemos que esto es un desafío grande que requiere apoyo más decidido desde el nivel internacional. Al mismo tiempo lo percibimos como una oportunidad histórica para fortalecer y ampliar nuestros sistemas estadísticos para que sean capaces de generar insumos a políticas públicas que sean sensibles a las necesidades de los más vulnerables, e inteligentes a la hora de articular los esfuerzos del Estado en pro de estos grupos.
Como ven, El Salvador lleva años poniendo amplios esfuerzos en asegurar que no dejemos a nadie atrás, y en estos momentos aprovecha la Agenda 2030 para acelerar los procesos nacionales ya en marcha. Reconociendo estos factores favorables y ya para cerrar mi intervención, ¿cuáles son los elementos aún pendientes para que podamos asegurar que nadie se quede atrás?
En este momento, se trata básicamente de dos aspectos críticos:
- Necesitamos un compromiso real de financiación del desarrollo para cerrar las brechas entre los países y adentro de nuestros países. Sin recursos no iremos muy lejos. Esto se relaciona con cumplir lo ya acordado en torno a la AOD, pero también con la coherencia de políticas, la transferencia tecnológica y el intercambio de conocimiento de parte de los países desarrollado. En esta misma línea, al interior de los países hace falta una apuesta por la movilización de recursos domésticos, donde en El Salvador nuestro Presidente ha llamado a un pacto fiscal que permita financiar esta visión de desarrollo inclusivo que tenemos.
- Finalmente, Debemos mantener el carácter integral de la Agenda y avanzar en políticas públicas inteligentes, es decir, capaces de articular esfuerzos de apoyo específico, sin convertirse en meras políticas sociales coyunturales. Tenemos que mantener esta visión amplia del desarrollo, donde la vulnerabilidades de los pobres se atienden bajo la lógica de ampliar el acceso a los servicios públicos del Estado, asegurar el crecimiento económico sostenible, aumentar la resiliencia al cambio climático, e invertir en el mundo que queremos dejar a las futuras generaciones.
Muchas gracias,
Participan:
Chair: S.E. Sr. Oh Joon, Representante permanente de la República de Corea ante las Naciones Unidas y Presidente del ECOSOC.
Moderador: Sr. Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo
Panelistas:
• S.E. Sr. Hugo Roger Martínez Bonilla, Ministro de Relaciones Exteriores de El Salvador
• S.E. Sr. Shahidul Haque, Secretario del Exterior del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bangladesh
• S.E. Sra. Rita Schwarzeluhr-Sutter, Secretaria parlamentaria de Estado del Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de la naturaleza, Construcción y Seguridad nuclear de Alemania
Preguntas orientadoras:
1. ¿Cuáles son las barreras concretas enfrentadas por los pobres y los más vulnerables, y por los grupos particulares entre los más vulnerables, en materia de acceso a servicios, recursos y oportunidades y en beneficios de medidas de políticas?
2. ¿Qué medidas concretas han sido tomadas dirigidas a las necesidades de los más pobres y vulnerables y cuales lecciones deben ser aprendidas de estas experiencias?
3. ¿Cómo pueden evaluarse mejor los avances en la atención a los más
vulnerables en la implementación de la agenda 2030, a nivel nacional e internacional?
Saludos al Vicepresidente del ECOSOC y a las autoridades que acompañan el panel.
Cuando nos reunimos aquí en esta noble sede hace apenas 10 meses para aprobar la Agenda 2030, compartimos un espíritu de cambio, progreso y responsabilidad con nuestros pueblos y especialmente los más vulnerables, los más olvidados. Con este espíritu hablamos de “no dejar nadie atrás”, no como un lema que suena bonito, sino como una responsabilidad que tenemos como Estados, sociedad e individuos. Trascurrido casi un año desde este momento histórico, me llena de humildad el poder comunicar en este momento crucial los avances que logramos en los últimos meses, especialmente en mi pequeño país, El Salvador, a la vez de aportar a este relevante debate.
Como muchos de Ustedes saben, El Salvador no es solo un país que enfrenta múltiples vulnerabilidades a nivel climático y social, sino que también somos innovadores de rango global para las políticas públicas para que todos estén a bordo del desarrollo sostenible. En este sentido mi Gobierno y sus aliados, en particular el Sistema de Naciones Unidas, estamos entre los países pioneros que ya cuentan con una arquitectura para la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Esto último es un trabajo del día a día que hacemos en el país, sin mucho ruido, pero con mucha energía, y es precisamente esta energía que necesitamos para que todo nuestro pueblo tenga las oportunidades de desarrollo sostenible que merece.
Ahora bien retomando las preguntas, ¿qué significa llegar a los más vulnerables como sugiere el título de esta sesión? Significa, en primer lugar, entender quiénes son los más vulnerables, y en segundo lugar, movilizar la voluntad política, las capacidades y los recursos para asegurar que sean parte de nuestras sociedades que tanto luchan por vivir mejor.
Pero si vamos a hablar de los vulnerables y de medidas concretas para mejor la situación de los mismos, hay que empezar por contextualizar por regiones y por realidades concretas; y en esto no debe confundirse el carácter universal de la Agenda 2030 en su aspiración de volver realidad los ODS en todos los rincones del planeta, con la necesidad innegable de localizarla y adaptarla a los contextos nacionales. Esto es fundamental ya que no existen recetas únicas.
Pero esto aplica tanto a sociedades nacionales como como al conjunto de los que estamos representados aquí en este foro. En este sentido, no debemos olvidar los más vulnerables a escala mundial, como los niños traumatizados de las guerras de Siria, Iraq, Afganistán, las y los menores explotados por redes pederastas internacionales, las mujeres maltratadas por sus parejas, los mayores – nuestros abuelos – abandonados y olvidados por el Estado y sus familias, los pueblos indígenas arrinconados en reservas cada vez más estrechas, los enfermos sin acceso al sistema de salud. Si nos paramos a escuchar a lo que nos comunican las agencias de Naciones Unidas especializadas en la niñez, las mujeres, los refugiados y otros grupos, no es difícil identificar quienes son los que hoy día, dejamos atrás.
En mi país reconocemos bien nuestras propias vulnerabilidades ya no como una taxonomía biensonante de la Agenda 2030, sino como una realidad en la que hemos vivido mucho tiempo y que se ha ido acentuando en los últimos años producto del cambio climático, la desigualdad, la violencia, de los ingentes flujos de migrantes en su ruta, hacia lo que piensan, es un futuro mejor. Al mismo tiempo, en El Salvador hemos avanzado en políticas públicas esenciales para atender a los grupos y personas más vulnerables. Estamos dedicando recursos financieros y nuestro mejor saber a construir una sociedad en la que todas y todos tienen un sitio, un rol, un reconocimiento. Ejemplo de ello es el fortalecimiento del Sistema de Protección Social Universal que aseguran pensiones no contributivas para adultos mayores, líticas focalizadas a favor de mujeres y de infantes; la promoción de los derechos políticos de los migrantes a través del voto en el exterior, la adopción de la medición multidimensional de la pobreza, etc.
Lo segundo es que sí hablamos de población vulnerable, toca reconocer que cómo Estados hay brechas grandes que nos toca cubrir, hay que saber el tamaño de dicha brecha y más allá del tema de las limitaciones de recursos qué otros factores afectan que no contemos con políticas públicas que lleguen a esta población.
Pero las brechas a superar no son sólo responsabilidad del Estado, toca hacer algunos replanteamientos como sociedad, la tremenda desigualdad en la que viven los países de América Latina no puede corregirse si no existen pactos sociales que los promuevan. Aquí El Salvador puede compartir algunas experiencias de grandes acuerdos sociales para combatir el tema de la inseguridad y la violencia. En temas tan relevantes como éstos no es posible avanzar, sin duda, si no se cuenta con el compromiso de todos los sectores.
Y estos avances explican en gran parte porqué El Salvador se ha convertido en uno de los países pioneros de la implementación de la Agenda 2030, dado que en los últimos años, ya hemos trabajado arduamente en empoderar e incluir a los más vulnerables. En este sentido, la adaptación de la Agenda 2030 y de los ODS ocurre como un proceso natural dentro de las políticas públicas ya establecidas, por ejemplo en el Plan Quinquenal de Desarrollo 2014-2019, y como parte de los arreglos institucionales existentes para asegurar que los problemas complejos se atiendan no solo desde un ministerio específico, sino como una tarea compartida de todo el Gobierno. La Agenda 2030, como dicen, nos ha venido como anillo al dedo, como un endorse internacional a los procesos que ya teníamos en marcha.
Ahora bien, déjenme explicar brevemente como estamos adaptando, o si me permiten, tropicalizando la Agenda 2030 en mi país. Resaltar que esto lo estamos haciendo desde un enfoque de derechos humanos, de dar voz y poder real a los grupos que más lo necesitan. En este sentido, puedo compartirles los siguientes avances:
- Estamos construyendo nuestra propia Agenda Nacional de Desarrollo Sostenible que se deriva tanto de la Agenda 2030 como de nuestras políticas públicas. En este contexto estamos revisando todos los indicadores del Plan Quinquenal, con avances muy específicos en todos los ODS.
- Estamos planteando reunir a todos los actores clave desde Gobierno y comunidad internacional, a sector privado y sociedad civil, para dialogar y trabajar de manera conjunta en trazar acuerdos sociales sobre la visión de desarrollo de mediano plazo que queremos para nuestro país.
- Finalmente, estamos revisando las opciones para generar, captar y analizar los datos necesarios para planificar y medir los resultados de nuestros esfuerzos en torno a los más de 200 indicadores definidos para los 17 ODS. No les oculto que enfrentamos muchos desafíos a nivel de capacidad institucional, especialmente para el análisis y el uso de los datos desagregados, sobre todo cuando hablamos de una planificación a largo plazo bajo la perspectiva de derechos. Entendemos que esto es un desafío grande que requiere apoyo más decidido desde el nivel internacional. Al mismo tiempo lo percibimos como una oportunidad histórica para fortalecer y ampliar nuestros sistemas estadísticos para que sean capaces de generar insumos a políticas públicas que sean sensibles a las necesidades de los más vulnerables, e inteligentes a la hora de articular los esfuerzos del Estado en pro de estos grupos.
Como ven, El Salvador lleva años poniendo amplios esfuerzos en asegurar que no dejemos a nadie atrás, y en estos momentos aprovecha la Agenda 2030 para acelerar los procesos nacionales ya en marcha. Reconociendo estos factores favorables y ya para cerrar mi intervención, ¿cuáles son los elementos aún pendientes para que podamos asegurar que nadie se quede atrás?
En este momento, se trata básicamente de dos aspectos críticos:
- Necesitamos un compromiso real de financiación del desarrollo para cerrar las brechas entre los países y adentro de nuestros países. Sin recursos no iremos muy lejos. Esto se relaciona con cumplir lo ya acordado en torno a la AOD, pero también con la coherencia de políticas, la transferencia tecnológica y el intercambio de conocimiento de parte de los países desarrollado. En esta misma línea, al interior de los países hace falta una apuesta por la movilización de recursos domésticos, donde en El Salvador nuestro Presidente ha llamado a un pacto fiscal que permita financiar esta visión de desarrollo inclusivo que tenemos.
- Finalmente, Debemos mantener el carácter integral de la Agenda y avanzar en políticas públicas inteligentes, es decir, capaces de articular esfuerzos de apoyo específico, sin convertirse en meras políticas sociales coyunturales. Tenemos que mantener esta visión amplia del desarrollo, donde la vulnerabilidades de los pobres se atienden bajo la lógica de ampliar el acceso a los servicios públicos del Estado, asegurar el crecimiento económico sostenible, aumentar la resiliencia al cambio climático, e invertir en el mundo que queremos dejar a las futuras generaciones.
Muchas gracias,
Stakeholders